El ‘Pearl Harbor’ de los piratas cilicios contra Roma

El ‘Pearl Harbor’ de los piratas cilicios contra Roma

En el vasto y turbulento mar Mediterráneo, un episodio poco conocido pero explosivo tuvo lugar en el 67 a.C., cuando los piratas cilicios lanzaron un asalto sorpresivo al puerto de Ostia, la puerta de entrada a Roma. Este ataque, que algunos historiadores han apodado el 'Pearl Harbor' de los piratas, no solo reveló la vulnerabilidad de una de las grandes potencias de la época, sino que también marcó un punto de inflexión en la historia naval de la región. Imagina la escena: barcos llenos de corsarios, desbordando adrenalina y determinación, dispuestos a llevar el caos a las costas romanas.

El contexto no era menos dramático, ya que los cilicios, aliados de Mitridates, habían convertido sus razias en una amenaza existencial para Roma. Sus incursiones peligrosas comprometían el suministro de recursos y la propia seguridad del Imperio. En un momento en que Roma se consideraba casi invencible, este ataque no solo fue un golpe físico, sino un mensaje contundente: la lucha por el control del Mediterráneo estaba lejos de haber terminado.

La osadía pirata que arruinó la flota consular en Ostia

¿Imaginar que los piratas cilicios se atrevían a asaltar el puerto de Roma y, además, a incendiar las embarcaciones de la flota consular? Esto no es un simple relato de aventuras, sino un evento real que tuvo lugar en Ostia en el año 67 a.C., generando una consternación monumental en los últimos suspiros de la República Romana.

Es innegable que dos eventos históricos pueden parecer divergentes, pero las similitudes en la audacia de atacar a una de las potencias más formidables de la época no pueden pasarse por alto. Este episodio señala el inicio de una campaña naval de la Antigüedad que, lamentablemente, ha permanecido en la sombra. A partir de este momento, la figura de Cneo Pompeyo comenzará a ser considerada como la de un héroe de proporciones grandes, tras recibir el título de Magnus (Grande) por parte de Lucio Cornelio Sila. Este apodo, que podría haber sido una burla por su insistencia en recibirlo, se hizo realidad en 79 a.C., un año después de su victoria sobre los nómadas númidas en 81 a.C., cuando tenía apenas 25 años.

Frente a esto, sus críticos no se quedaron atrás y comenzó a circular el apodo de “adolescente carnicero” (adulescentulus carnifex), en referencia a una imagen paterna heredada de su padre, Cneo Pompeyo Estrabón, quien había ganado el desprecio al ser considerado brutal durante el asedio de Asculum en un oscuro capítulo de la historia: la Guerra Social. Este conflicto, con su controvertido nombre, dejó una estela de sangre en 89 a.C., cuando Pompeyo Estrabón masacró a los habitantes de la ciudad, arrasándola sin compasión.

La amenaza de la piratería en el Mediterráneo

La figura del pirata ha sido, sin duda alguna, una presencia temida en las aguas del Mediterráneo a lo largo de la historia. Entre las distintas agrupaciones de facinerosos, destacan los ilirios y, más tarde, los cilicios, quienes se convirtieron en el azote de los navegantes y comerciantes de la región. Un episodio emblemático que ilustra el desenfreno de estos bandidos es el secuestro del joven Cayo Julio César en el año 74 a.C.

El secuestro de César

Durante su cautiverio, César, con una audacia digna de su futuro, aumentó el precio de su rescate de 20 a 50 talentos de plata, considerando que la cifra inicial no hacía justicia a su importancia. En un giro inesperado, logró confraternizar con sus captores, quienes, al principio, tomaron su promesa de venganza como una broma. Sin embargo, tras su liberación, el futuro dictador de Roma cumplió su juramento: reunió una flotilla y fue tras ellos, crucificándolos a todos en un acto de venganza implacable.

El auge de la piratería cilicia

Los cilicios se convirtieron en un auténtico problema para Roma, particularmente después de las victorias de Sila sobre Mitridates VI. Según Francisco Bertolini en su obra Historia de Roma, “la piratería se erigió como la expiación de la servidumbre que Roma imponía al mundo. El mar se transformó en refugio para quienes se negaban a someterse a su dominio, eligiendo ser bandidos en vez de esclavos. La derrota de las flotas militares facilitó el auge de estos criminales, que, en Oriente, se potenciaría dramáticamente tras el desmantelamiento de las flotas de Mitridates, como resultado del tratado con Sila.

Las bases de la piratería

Así, el ejército del Ponto se convirtió en un semillero de piratas. No solo los soldados, sino también oficiales y nobles abrazaron el peligroso estilo de vida de la piratería. Con su costa accidentada y puertos estratégicos, Cilicia emergió como el primer nido de piratas. De este modo, no hubo rincón del Mediterráneo oriental donde los bandidos no establecieran arsenales y torres de vigía. Plutarco narra que las flotas cilicias saquearon hasta mil y cuatrocientas ciudades a lo largo de sus incursiones.

  • Los cilicios se convierten en un serio problema tras las victorias de Sila.
  • César es un ejemplo de resistencia y venganza ante la piratería.
  • Cilicia se establece como el principal bastión pirata del Mediterráneo.

El asalto en Ostia y la Lex Gabinia

La historia nos revela que los piratas de la antigüedad eran mucho más que simples bandidos navales, eran hábiles marinos, enemigos acérrimos de Roma, que anhelaban venganza debido al dominio que Sila había establecido en Oriente. Su audacia fue notable, desafiando el comercio en el Mediterráneo. En el año 74 a.C., el gobierno romano decidió actuar. Así, otorgó un imperium infinitum proconsular por tres años a Marco Antonio Quinto Cecilio Metelo, hijo de un antiguo general responsable de controlar la piratería, aunque su desempeño resultó decepcionante.

  • Metelo se mostró más interesado en la acumulación de recursos que en la acción efectiva.
  • Sin una planificación ni coordinación clara, desvió su atención hacia Creta.
  • Esto derivó en una vergonzosa derrota en las costas de la isla.

El fracaso resultó en una humillante paz, la cual el Senado decidió ignorar. Este desastre, irónicamente, abriría las puertas a una mayor proliferación de acciones piráticas, que no evitarían ni las aguas del Tíber, tal como señala el historiador José Manuel Roldán.

Los piratas cilicios, llenos de audacia, llevaron a cabo un incursión devastadora en el mismísimo corazón de la República Romana. Su ataque culminó en el incendio de la flota consular en el puerto de Ostia, lo que tuvo consecuencias desastrosas. La interrupción del suministro de trigo proveniente de Sicilia y Cerdeña dejó a la Urbe Eterna expuesta al hambre.

Este asalto fue la gota que colmó el vaso, representando una afrenta tan grave que requería una respuesta contundente por parte de la República.

A la conquista de los mares: Pompeyo y la lucha contra los piratas

Después de completar su consulado junto a Marco Licinio Craso, Pompeyo se encontraba en un momento crítico y vacío. Inquieto por falta de acción bélica, este célebre militar ansiaba regresar al campo de batalla. La situación le era insostenible, y fue entonces que vio en su red de influencias una posibilidad para recuperar su prestigio y obtener un mando militar.

"Con indescriptible entusiasmo, el pueblo eligió a Pompeyo para liderar la guerra contra los piratas."

El ascenso al poder

Para aprovechar la situación, Pompeyo instó a su aliado, el tribuno de la plebe Aulo Gabinio, a proponer la creación de un mando militar. Su propuesta era atrevida: otorgar la dirección de la lucha contra los piratas a un hombre con poderes sobresalientes. El resultado fue asombroso: tanto el pueblo como César, que recientemente se había integrado al Senado, apoyaron la elección de Pompeyo. Este hecho le permitió no solo obtener un mando supremo por tres años en el Mediterráneo, sino también extender su autoridad en las costas, alcanzando hasta 75-80 kilómetros tierra adentro.

Impacto económico y social

El ascenso de Pompeyo trajo consigo cambios inmediatos. Con la victoria prevista contra los piratas, el precio del trigo, que había escalado a niveles alarmantes debido a las dificultades en la importación, comenzó a descender rápidamente a su precio habitual. Este alivio fue una señal positiva para la población que, a raíz de la crisis alimentaria, esperaba ansiosa una solución.

  • Pompeyo y Craso abolieron la Constitución de Sila.
  • Aulo Gabinio propuso confiar la guerra a un varón consular con autoridad ilimitada.
  • César respaldó la elección de Pompeyo para liderar la campaña.

Para colmo de información, se recomienda encarecidamente escuchar el capítulo 259 del podcast La Tortulia, donde se detalla con gran acierto y en el minuto 30 cómo Pompeyo utilizó un ingenioso truco político en contra de los patricios para alcanzar su objetivo.

La hazaña naval de Pompeyo: un giro en la historia de Roma

La Lex Gabinia dotó a Pompeyo de unos poderes excepcionales que, pese a la resistencia de varios optimates, fue respaldada por una asamblea popular dispuesta a delegar más autoridad. Esta ley no solo le otorgó 200 naves iniciales, sino también la capacidad de nombrar hasta 15 legados y el acceso a 6.000 talentos del tesoro público. La confianza del pueblo era tal, que creían que la crisis del trigo se transformaría en una prosperidad inusitada, lo que llevó a Pompeyo a adquirir un ejército más formidable de lo que había anticipado.

Así, en el 67 a.C., con la Lex Gabinia bajo su mando, Pompeyo se convirtió en el líder de la mayor flota jamás levantada por la República Romana: 1.500 naves, 120.000 infantes y marineros, 5.000 caballos y un presupuesto sin límites. Con una rapidez sorprendente, puso fin a la piratería en el Mediterráneo.

“Con tal nervio de fuerzas, fácil era pronosticar el resultado de la empresa”, afirma Bertolini.

Planificación estratégica

Pompeyo optó por dividir el Mediterráneo en trece sectores, asignando un legado a cada uno, mientras él se reservaba la suprema autoridad. Inició sus operaciones en Sicilia, donde rápidamente elimino a los piratas, extendiéndose luego a Libia y Cerdeña. Pulsó por dejar fuertes escuadras en los puertos clave de donde Roma abastecía sus cereales. En tan solo cuarenta días, los mares que rodeaban Italia recobraron su seguridad y libertad. El gran almirante rápidamente se dirigió hacia el Este, donde Atenas lo recibió como un salvador, encontrando escasa resistencia en su trayecto.

La rendición de los piratas

Ante la formidable armada, los piratas se vieron obligados a rendirse. En Cilicia, la cuna de la piratería, los bandidos intentaron un último esfuerzo de defensa, pero cuando se sintieron cercados por las naves romanas, no les quedó otra opción que desmayarse y capitular. Así, en ochenta y nueve días, Pompeyo llevó a cabo esta colosal empresa, y como señala Estrabón, logró destruir 1.300 buques piratas en su ruta.

La Grandeza de Pompeyo

El famoso Magno no decepcionó, ya que su magnanimidad se hizo evidente en sus decisiones. Durante una de sus últimas campañas, veinte mil piratas se rindieron ante su autoridad. Pompeyo, en un acto de clemencia, solo les impuso como condición vivir lejos del mar y los reubicó en una ciudad de la región: la antigua Soloe, que había sido destruida por Tigranes de Armenia, la cual fue reconstruida y renombrada como Pompeyópolis. Con esta campaña, Pompeyo se consolidó como el verdadero creador del concepto de Mare Nostrum, logrando un control efectivo de la piratería en el Mediterráneo durante un siglo.

“En Asia Menor, anexiona el Ponto y dispone en favor de príncipes clientes del resto del territorio.”

El Final de Mitridates

Con el éxito bajo el brazo y consciente de que el politiqueo en el Senado no era lo suyo, Pompeyo se dedicó a acabar con Mitridates, quien en 74 a.C. había levantado de nuevo la voz contra Roma. Desde entonces, se erigió como el vencedor de Oriente, anexionando el Ponto y transformando Siria y Fenicia en provincias romanas. Además, otorgó regiones como Comagene y Osroene a príncipes vasallos. En 62 a.C., esta compleja obra militar y diplomática en Oriente tocó a su fin.

El Retorno Triunfante

Tras un largo periodo de ausencia de cinco años, Pompeyo regresó a Roma en la cúspide de su poder. Dos años después, se unió a Craso y César en un triunvirato que marcaría el inicio del ocaso de la República Romana. Sin embargo, la historia dio un giro drástico en 49 a.C., cuando Julio César cruzó el Rubicón, lo que dio pie a un desenlace que convertirá en rivales a dos antiguos aliados. Esa, por supuesto, es otra historia con un destino muy diferente.

Una Reflexión Final

Es interesante notar las similitudes entre el ataque japonés a la Flota del Pacífico de los EE. UU. en Hawái y la sorpresa del ataque en tiempos de la antigua Roma. Si bien las guerras navales de tales eras no son comparables, el paralelismo en la reacción de ambas potencias y la derrota total del atacante nos ofrece una visión singular sobre eventos históricos que, aunque distantes, revelan patrones fascinantes.

  • Magnanimidad de Pompeyo con los piratas.
  • Anexión de provincias bajo su mando en Oriente.
  • El impacto del triunvirato en la República Romana.

FAQ - Preguntas Frecuentes

¿Qué sucedió en el asalto cilicio a Ostia?

Fue un ataque de piratas cilicios al puerto de Roma en el 67 a.C., que sorprendió y debilitó a la ciudad.

¿Por qué se llama el 'Pearl Harbor' de los piratas cilicios?

Se le compara con Pearl Harbor por su impacto inesperado y devastador para Roma, similar al ataque japonés en 1941.

¿Quiénes fueron los responsables del ataque?

Los piratas cilicios, que habían formado una alianza estratégica con Mitrídates de Ponto.

¿Cuál era la situación de Roma ante este ataque?

Roma estaba vulnerable, los piratas representaban una amenaza directa a su seguridad y suministros.

¿Qué consecuencias tuvo el ataque para Roma?

El ataque reveló deficiencias en la defensa romana y condujo a la implementación de reformas militares, sobre todo por Pompeyo.

¿Cuándo ocurrió este ataque?

El asalto a Ostia se produjo en el año 67 a.C.

¿Cómo reaccionó Roma al ataque?

Roma intensificó sus esfuerzos navales y lanzó campañas contra los piratas, poniendo fin a su amenaza.

¿Quién lideró la respuesta romana?

El general Pompeyo fue clave en la respuesta militar contra los piratas cilicios.

¿Qué impacto tuvo en la historia naval del Mediterráneo?

Este suceso es un hito que marcó cambios significativos en la estrategia naval romana.

¿Los piratas cilicios eran realmente una superpotencia?

Eran formidablemente efectivos, aprovechando la ineficiencia de Roma en su época dorada.

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