Un día en el mundo de Higinio Vázquez, el «obrero del arte»: «Si lo que hay en este almacén desaparece, mi vida quedaría enterrada»
En un rincón olvidado y sin glamour, Higinio Vázquez, el «obrero del arte», atesora su mundo en un almacén que más bien parece un museo. Es un lugar donde las esculturas, maquetas, dibujos y fotografías se entrelazan con historias de vida, sueños y sacrificio. Higinio guarda cada pieza con un amor casi palpable, consciente de que cada objeto es un fragmento de su historia. Al decir que, si todo desapareciera, su vida quedaría enterrada, nos revela la profundidad de su conexión con el arte.
Para Higinio, este almacén no es solo un espacio físico, es un refugio de su esencia. Aquí, en medio de la incertidumbre del mundo exterior, refleja la pasión que ha dedicado a su trabajo y los recuerdos que ha acumulado a lo largo de los años. Conversar con él es sumergirse en un universo donde el arte cobra vida, y el tiempo parece detenerse entre los ecos de su labor. En su voz resuena un eco de nostalgia, pero también una chispa de esperanza: en cada pieza hay un futuro del que hablar.
El escultor de El Pego: un legado viviente en Hortaleza
Higinio Vázquez, conocido como El Pego, está a punto de cumplir 94 años y aún sigue demostrando su vitalidad en su casa-taller ubicado en el barrio Hortaleza de Madrid. Este espacio, que a simple vista parece un almacén, es en realidad un pequeño museo de su vasta producción artística, donde la inquietud por su legado se pone de manifiesto: "¿Dónde va a ir a parar todo esto?"
Un artista con historias que contar
El paso del tiempo ha dejado su huella en Higinio, quien confiesa que su sordera es hoy una difícil compañera. «He estado bastante bien con el oído izquierdo hasta hace poco, pero ahora no logro escuchar a algunos de mis nietos», comenta con cierta resignación. Pero a pesar de los obstáculos, su entusiasmo por compartir relatos sobre su intensa trayectoria artística nunca flaquea, incluso en un frío miércoles de enero.
Un laboratorio de creatividad
En el interior de su local, se encuentra un auténtico laberinto de creatividad: esculturas, maquetas, dibujos, carteles y fotografías ocupan cada rincón, creando un verdadero universo en miniatura. En una sola mirada, se puede apreciar la obra monumental de la Caja de Ahorros de Zamora, varias maquetas de pasos de Semana Santa, y los diseños que realizó para la Universidad Autónoma de Madrid. A pesar del desorden aparente, todo está colocado con un propósito que merece ser redescubierto en compañía del maestro.
La esencia de un artista
«Higinio es humilde, pero hay tanto de Higinio en su obra», señala al observar la expresión de sorpresa en los rostros de sus visitantes. Con un característico sentido del humor, el escultor se presenta con una reveladora afirmación: «Soy un pequeño cachondo». En su afán por impartir conocimiento, va deshaciéndose de sus obras a través de una dinámica de preguntas que iluminan su experiencia, mientras recuerda su viaje desde Zamora a Madrid en los años 50, un trayecto lleno de emoción y dedicación al arte.
De la Fábrica de Don Marciano a Madrid
Todo comenzó para el escultor Higinio Vázquez en su etapa formativa, cuando cursó Bellas Artes y cumplió con el servicio militar. Su primer destino fue Zamora, donde trabajó en la fábrica de galvanoplastia de don Marciano Fernández, ubicada en la calle Héroes de Toledo, actualmente conocida como Regimiento de Toledo. Según el propio Vázquez, la fábrica era famosa por sus decoraciones que imitación de plata, que se comercializaban en las joyerías locales. Allí permaneció durante dos años, creando entre ocho y diez modelos que requerían una inversión considerable.
Un domingo, mientras paseaba por el Alto de los Curas, un pensamiento crucial le asaltó: "¿Qué haces en Zamora?". Este fue el momento que lo impulsó a hacer un cambio radical. Al día siguiente, le comunicó a don Marciano su decisión: "Me voy a Madrid". Vázquez, originario de El Pego, había optado por quedarse en España, a pesar de que su familia había emprendido viaje a Argentina.
“Pasé hambre un par de veranitos, pero eso fortalece y edifica.”
Los comienzos en la capital no fueron fáciles. Vázquez se vio forzado a deambular por habitaciones y a enfrentar dificultades en su primer estudio. Sin embargo, esos retos no lo detuvieron, y pronto comenzó a trabajar en sus proyectos: "Ya veréis, es muy densa la labor de Higinio", afirma con confianza. Curiosamente, se refiere a sí mismo en tercera persona, lo cual suma un toque de humor a su relato.
- Obras civiles y religiosas en 39 provincias españolas
- Colaboraciones con instituciones públicas, universidades, cofradías, bancos y particulares
- Su almacén actual ha sido de su propiedad por 52 años
A pesar de su extenso currículum, hay cierta ligereza en su voz. Aunque celebra haber cumplido 93 años, se muestra optimista: "No me quejo, voy tirando, pero es indudable que me estoy preparando." Recuerda con cariño su antiguo estudio en el centro de Madrid, donde dio forma a muchas de sus obras. “Fui subiendo y ya no me dejaron en paz”, dice mientras observa su entorno y subraya el esfuerzo puesto en cuidar su trabajo: “Poco a poco, me fui ordenando”.
El control en la creación artística
El artista zamorano Higinio Vázquez se presenta como un verdadero maestro del orden en su oficio. «Tengo todo bastante controlado», confiesa con satisfacción mientras describe su espacio de trabajo como un pequeño museo repleto de recuerdos. Entre estos, se incluyen dibujos de su infancia, específicamente de cuando tenía 11 años, lo cual subraya su compromiso con el arte desde una edad temprana.
- Cada obra tiene una memoria y un propósito.
- Un archivo meticulosamente organizado: Vázquez mantiene notas manuscritas que documentan cada una de sus creaciones, especificando el material utilizado, el año de realización y el destino de las obras.
- Obras destacadas: Sus trabajos más representativos incluyen contribuciones a la Universidad Autónoma de Madrid y a la Caja de Ahorros de Zamora, así como 37 actuaciones en León.
A la hora de reflexionar sobre su carrera, Higinio no se corta: «No he despreciado ningún trabajo. He trabajado para monjas, curas, ayuntamientos, diputaciones y ministerios», enumera con una risa contagiosa. A pesar de su amplia trayectoria, también reconoce sus momentos menos logrados, como el cartel de la Semana Santa de 2019, que recibió una recepción mixta. «No somos perfectos», admite, rememorando cómo con el tiempo uno puede criticar sus propias creaciones.
Este cartel no solo representa un hito en su carrera, sino que también sirve de evidencia de que no todo sale bien a la primera. «Lo copié y creé otra versión», añade, antes de subrayar su papel como un “obrero del arte”. A medida que los años pasan, su perspectiva evoluciona, y va valorando las ideas pasadas con un nuevo enfoque, disfrutando del proceso de corregir y mejorar sus obras.
Finalmente, otro de los logros de Vázquez se encuentra en su aprendizaje junto a Luis Quico, con quien perfeccionó la técnica de las vidrieras durante tres años. Hoy, se siente confiado en la calidad de sus bocetos, aunque admite que los encargos empiezan a pesarle. No obstante, su memoria fresca le permite continuar detallando los proyectos que han dejado huella en su carrera artística.
La historia detrás de la obra de la Caja de Ahorros de Zamora
La antigua Caja Provincial de Ahorros de Zamora, construida en 1987 y situada junto a la Delegación Territorial de la Junta en la Marina, guarda en su almacén una maqueta y una reproducción a tamaño real de su icónico edificio. Durante su diseño, el arquitecto Lucas Espinosa tuvo la ambiciosa idea de incluir dos relieves a cada lado, buscando a los más destacados escultores españoles de la época, como Oteiza, Chillida o Subirachs. Sin embargo, la decisión final recayó en los artistas José Luis Coomonte y Higinio Vázquez, tal y como relata este último.
En una reunión compuesta por alrededor de diez participantes, incluyendo representantes de la Caja, el arquitecto, el aparejador y los dos artistas, se planteó que ambos realizaran la obra de manera conjunta. Pero Vázquez y Coomonte decidieron que cada uno asumiría el proyecto individualmente. De este modo, se acordó trabajar a escala 1:5, una proporción que Vázquez desestimó por considerarla excesiva. Al final, tras persuadir al arquitecto y a Coomonte por teléfono, se estableció que el trabajo se llevaría a cabo a escala 1:10, resultando en la maqueta que pueden ver hoy.
Vázquez presentó tres propuestas y recibió el encargo de la obra por unanimidad. A pesar de que el presupuesto inicial era de 14 millones de pesetas, el artista ofreció una cifra de 36 millones, un riesgo que finalmente valió la pena, ya que su propuesta fue aceptada. Celebrando su éxito, el escultor también comenta que muchas ideas que ha compartido con arquitectos a lo largo de su carrera han sido implementadas.
En cuanto a la estructura de Zamora, Espinosa había diseñado la reja de entrada de manera que solo se abría hacia un lado. Para solucionarlo, Vázquez viajó expresamente para proponer abrir las rejas en dos mitades, lo que finalmente fue aprobado. La creación de la maqueta, que requería tanto esfuerzo como inversión, fue un proceso en el que involucró a un importador de mármol y un ingeniero de caminos. A pesar de que experimentó un retraso de dos meses, la libertad creativa que se le otorgó le permitió completar la obra a su modo, un aspecto que recuerda con nostalgia.
Recientemente, el escultor regresó a Zamora acompañado de José Andrés Casquero y no pudo evitar sentirse emocionado al contemplar su obra: “Coño, Higinio es capaz de hacer todo esto”, afirma. Como parte de su legado, también presenta un libro que incluye referencias a sus esculturas de la Universidad Autónoma de Madrid, proyecto que realizó en 1971 y que le resultó invaluable, dado que no se permitió ninguna repetición en las once piezas solicitadas.
Vázquez defiende que cada una de sus obras tiene un propósito, ya sea desde una perspectiva civil o religiosa. “No creo en cuentos, pero tampoco soy ateo”, aclara antes de recordar algunas de sus importantes obras para monjas en Valencia. Con una mirada consciente del paso del tiempo, concluye: “Yo el tiempo lo tengo ya contado y estoy preparando el refugio, pero antes, disfrutemos de un recorrido por el almacén. Dejad todo aquí”.
El Almacén de los Detalles
La visita guiada de Higinio Vázquez por su refugio artístico se transforma en un fascinante recorrido lleno de pormenores, anécdotas y descubrimientos. Durante el paseo, el artista revela algunas de las maquetas que elaboró para la Universidad Autónoma, ideas que, aunque nunca llegaron a materializarse, reposan como tesoros en su almacén personal. Además, invita a los asistentes a manipular piezas de hierro fundido, o a aprender sobre el tratamiento de la madera en uno de sus impresionantes cristos a tamaño real, evidenciando cómo la Semana Santa influye en su trabajo.
Obras y Legado
En su trayectoria, Higinio ha dejado una huella indeleble en Zamora, donde ha creado no solo obras civiles, como relieves y murales de cerámica, sino también la Virgen del Encuentro (1993), La Coronación de Espinas (1999) y El Lavatorio (2001). En León, su firma adorna otra imagen de la Pasión, que data de 1977. Y es que, como él mismo apunta, “Higinio es mucho Higinio”.
Recuerdos y Reflexiones
El recorrido por su espacio revela, entre otros tesoros, retratos pintados hace más de 70 años, bronces de torsos femeninos y cristos de hormigón, así como un cartel de las Ferias y Fiestas de San Pedro de 1994. A su lado, destaca una foto en la que posa junto a Antonio Pedrero: “Le saco nueve años”, comenta orgulloso, refiriéndose a la fuerte conexión que siente por su entorno artístico en Zamora.
Sin embargo, la introspección no se hace esperar y Higinio, tras una pausa, lanza una inquietante pregunta: “¿Y dónde va a parar esto?”. Un reflejo de su preocupación por el futuro de su obra, que considera un legado vital. “No admito que toda mi vida quede enterrada”, añade, decidido a realizar movimientos en la Comunidad de Madrid y a fortalecer sus lazos en León.
En el Corazón del Artista
El artista retoma el hilo de su relato y muestra algunas obras no ejecutadas, incluyendo una variante de un Cristo creada en un pueblo leonés, así como dos bustos familiares que le recuerdan a sus padres, quienes descansan en Buenos Aires. “A mi madre la retraté hace ¡43 años!”, puntualiza emocionado.
Al concluir el recorrido, el escultor no puede evitar ser hospitalario: “Estáis invitados a comer”, comparte, mientras da un repaso a sus proyectos más emblemáticos. Ha trabajado incluso para el Papa y reflexiona sobre cómo a veces se consideró un genio prematuro en su proceso creativo. La risa siempre acompaña su narración, un indicativo de su carácter desenfadado.
Finalmente, en un momento de camaradería, observa al fotógrafo con una sonrisa: “Te estás hinchando, eh”, mostrando su complicidad con todos los presentes. Así, vuelve sobre sus pasos para recordar anécdotas del pasado, como la astucia de don Marciano al vender sus relieves, antes de cerrar la visita con un toque de humor: “Ya voy teniendo hambre. ¿Y vosotros?”
FAQ - Preguntas Frecuentes
¿Quién es Higinio Vázquez?
Es un escultor y artista que se considera a sí mismo un 'obrero del arte'.
¿Qué contiene el almacén de Higinio Vázquez?
El almacén alberga esculturas, maquetas, dibujos, carteles y fotografías, un verdadero museo en un rincón oculto.
¿Por qué es importante el almacén para Vázquez?
Para él, es su vida y su legado, su desaparición significaría el entierro de su trayectoria artística.
¿Cuál es la temática de la obra de Higinio Vázquez?
Su obra explora la relación entre el arte y el trabajo, instruyendo sobre la dignidad del esfuerzo creativo.
¿Vázquez sólo es escultor?
No, también trabaja en diversas disciplinas artísticas como el dibujo y la fotografía.
¿Cómo se siente Vázquez acerca de su obra?
Siente un profundo apego emocional, su obra es su vida y su razón de ser.
¿Dónde se encuentra el almacén?
Situado en su pueblo, es un lugar que refleja su intimidad y su proceso artístico.
¿Qué mensaje quiere transmitir con su trabajo?
Desea mostrar que el arte puede surgir de la vida cotidiana y el trabajo manual.
¿Cómo ha afectado la pandemia a su labor?
Ha sido un periodo difícil, pero Vázquez se ha aferrado a su arte como una vía de resistencia.
¿Qué futuro ve para su obra?
Teme que, si no se preserva, sus esfuerzos y su historia se desvanezcan para siempre.